Origen e historia Patrimonio Cultural

Faro, Oviedo

Faro, a seis kilómetros de Oviedo, destaca por su histórica tradición alfarera, con orígenes en la Alta Edad Media. Fue un importante centro artesanal transmitido generacionalmente. Actualmente, solo se conserva una alfarería de carácter familiar en funcionamiento.

Elaboración de la cerámica

Materia prima y preparación

La materia prima fundamental era el barro, que antiguamente se traía del "Prau Manolo La Bárbola", transportado en carros y por mulas. Hoy en día, su extracción es más sencilla y procede de la parroquia de Pando.

Existían dos tipos de barro, como en otras zonas alfareras asturianas como Llamas del Mouro:

Amasado tradicional

El barro se amasaba en un gran tronco ahuecado de castaño, llamado “duernu”, y se removía con una “foz” de mango largo hasta lograr una masa blanda y maleable. Luego se dividía en porciones iguales, “peyas”, garantizando uniformidad en el tamaño de las piezas.

Torno alfarero

Una vez preparada la arcilla, se pasaba al torno, donde el alfarero moldeaba a mano cada pieza con gran destreza y precisión, siguiendo técnicas transmitidas durante generaciones.

Piezas características

Barbón tradicional de Faro
Barbón tradicional de tres asas
Jarra típica
Jarra típica
Gallo
Gallo
Botijo tradicional
Botijo tradicional

Las piezas más comunes y de mayor comercio eran utensilios de cocina y almacenamiento:

Decoración tradicional

Muchas piezas se decoraban con la "paxara", un motivo tradicional que representa un pez-pájaro con un huevo en su interior, símbolo de fertilidad y protección en la cultura asturiana.

Secado y cocción

Secado natural

El secado de las piezas requería extremo cuidado. Estas se colocaban sobre tablas y se dejaban orear durante unos tres o cuatro días, dependiendo de la climatología. Este proceso era fundamental para evitar grietas y deformaciones en las piezas.

Cocción en horno tradicional

Posteriormente, se cocían en hornos tradicionales de leña, construidos en adobe o piedra, donde alcanzaban altas temperaturas que garantizaban su resistencia y durabilidad. Algunas piezas recibían barnices de plomo o estaño, pero la mayoría mantenía la loza roja típica de la cerámica popular asturiana.

Decadencia y recuperación

Como sucedió en muchos otros oficios artesanos, la llegada de materiales industriales y nuevas formas de producción hizo que la cerámica de Faro entrara en declive en el siglo XX. Los talleres familiares fueron cerrando ante la competencia de productos más baratos y estandarizados.

Preservación del patrimonio

No obstante, su memoria y su valor patrimonial se han conservado gracias a estudios, recopilaciones etnográficas y el interés creciente por recuperar este patrimonio cultural asturiano. En la actualidad, existen iniciativas para mantener viva esta tradición y talleres que continúan produciendo piezas con las técnicas tradicionales.